Received Pronunciation (RP,[1] traducido al español como pronunciación aceptada o pronunciación admitida), a veces incorrectamente traducida como pronunciación recibida, y también conocida como BBC English, Queen's English u Oxford English (pronunciación de la BBC, inglés de la Reina o inglés de Oxford, respectivamente), es el acento considerado por tradición como la variedad oral más prestigiosa y normativa del inglés británico.[1][2] Aunque no hay nada intrínseco en esta variedad que la haga superior al resto de hablas, existen factores sociolingüísticos que le dan un prestigio específico en el Reino Unido, mayormente en Inglaterra.[2]
La Received Pronunciation tiene más elementos en común con los dialectos de la región de las Tierras Medias Suroccidentales, como Londres, Oxford y Cambrigia.[1] A finales del siglo XV, se estableció el inglés estándar en la ciudad de Londres, aunque no comenzó a parecerse a la pronunciación aceptada hasta finales del siglo XIX.[3][4] Durante más de un siglo, se ha discutido sobre cuestiones tales como la definición de «pronunciación aceptada», si es geográficamente neutral, cuántos hablantes hay, si existen subvariantes, qué tan apropiada es la elección como estándar y cómo ha cambiado el acento con el tiempo. Aunque el nombre en sí es controvertido. La pronunciación aceptada es un acento, no un dialecto, por lo que el estudio de la pronunciación aceptada se ocupa solamente de cuestiones de pronunciación; no se consideran otras áreas relevantes para el estudio de los estándares lingüísticos, como el léxico, la gramática y el estilo.[1]
Si bien hasta mediados de los años sesenta la pronunciación aceptada fue el acento estándar de la BBC, hoy en día tiene una presencia muy esporádica en los medios dadas sus connotaciones. Estudios realizados sobre la percepción del acento de la pronunciación aceptada en el Reino Unido indicaron que, en general, se percibe, estereotipadamente, a los hablantes de dicho acento como inteligentes, cultos, persuasivos y poderosos; aunque, a la vez, también como manipuladores, calculadores, elitistas, poco espontáneos y no sinceros. Existe una antipatía generalizada hacia los hablantes de este acento, especialmente entre las clases media y baja y las zonas rurales.